Cómo nos comunicamos entre las distintas generaciones
El pasado jueves 2 de octubre tuve el honor de ser invitado a un evento llamado «Más allá de la conectividad» organizado por varias empresas: Imatel, Snom, Lemonvil, WirelessMundi y Zyxel y fantásticamente coordinado y dirigido por mi amiga Montse Bonastre de Matices de Márketing, en la que se dieron cita multitud de empresas integradoras, operadores y otras empresas de telecomunicaciones y en la que se ofrecieron diversas presentaciones muy interesantes ciberseguridad, inteligencia artificial, certificados NIS2, ENS, ISO27001, nuevos equipos de red, se presentaron los nuevos teléfonos hospitality y de emergencias de Snom, así como algunas novedades sobre software para operadores e integradores de sistemas VoIP.

Por mi parte, me invitaron para dar una pequeña charla y como el público, aunque técnico (ya que provienen de empresas técnicas) no era de las que disfrutarían de una pantalla negra con letras verdes, preferí optar por mostrar una realidad en la que llevaba tiempo pensando, así que tuve la oportunidad de presentar una charla titulada: “El gran reto de las comunicaciones entre generaciones”

En esta charla quise hablar de algo que todos vivimos a diario: lo complicado que puede ser comunicarse entre generaciones. Hoy tenemos mil formas de hablar (teléfono, WhatsApp, Instagram, correos, videollamadas), pero eso no significa que nos entendamos mejor. La tecnología nos ha dado velocidad y alcance, pero también mucha presión por responder al instante. Durante el COVID la adopción de la tecnología se aceleró: el teletrabajo y las videoconferencias (que prácticamente nadie utilizaba) se volvieron parte del día a día, y ahí empezamos a notar que no todos nos comunicamos igual. Los más jóvenes, por ejemplo, evitan las llamadas telefónicas, mientras que los mayores las ven como algo más humano y directo.
También hablé del papel de la Inteligencia Artificial, que está metida de lleno en nuestras conversaciones: chatbots, asistentes virtuales, análisis de sentimientos… Pero aunque parezca mágica, todavía no entiende de emociones ni de contexto. Y detrás de toda esa tecnología hay un coste enorme, tanto económico como medioambiental. En el fondo, mi idea era dejar claro que comunicarse bien no depende de la app o del dispositivo, sino de saber con quién estás hablando y adaptarte a su forma de entender el mundo. Porque, al final, el verdadero reto no es hablar… sino entendernos.
Aquí tenéis la presentación por si os puede ayudar en alguna ocasión a entender cual es el mejor método para comunicarnos con otra persona.
El día acabó en un fantástico cóctel en una terraza a apenas cien metros de la playa, rodeado de un sol radiante, viendo a amigos de siempre y conociendo a muchas personas nuevas, además de desvirtualizar a otras que ya conocía pero no en persona y con el increíble clima de Málaga que en octubre seguíamos a 27ºC y con una charla mucho más redonda de lo que había planeado, y es que, después de un tiempo de bajón físico y mental, volver a poder dar una charla y conseguir que a la gente le guste, es algo que me llena de orgullo y agradecimiento a todos los amigos que me animaron a presentarme y a los que asistieron a este evento.

